Gracias, Señor, por mi cuerpo
Mi cuerpo es una gran obra
de arte, algo hermoso por qué agradecerte: unos ojos que distinguen todos los
colores y observan alrededor tu creación.
Unos oídos que escuchan tus
frases lindas de mis papás y todo tipo de sonidos.
Una boca para comunicarme y
expresar lo que siento y que a la vez, me sirve también para alimentarme.
Una cabeza que piensa y
entiende que la función es hacer de la persona imagen de Dios.
Unas manos que crean,
escriben, acarician y dan lo mejor de si mismas cada día.
Unos pies que me llevan
lejos, que me hacen corre como un venado y cruzar los caminos.
Un corazón que en cada
palpitar me transmite el maravilloso don de la vida y me invita a amar com tú
amaste.
No podía olvidar pedirte por
aquellos que por cualquier circunstancia carecen de alguno de los miembros de
su cuerpo. Haz que su tranquilidad y el deseo de su superación por sentirse útiles
me enseñen a mi a valorar todo lo que soy.
AMÉN.
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