El Sol y los Planetas
Había
una vez, un lugar muy, pero muy grande, llamado Universo, allí vivían los
planetitas, ellos eran 9 y siempre estaban peleando, a ellos les gustaba vivir
cerca del Sol, porque el sol era grande, y siempre les daba luz y calor, todos
querían estar cerca de él y pasaban chocándose. Un día en que se estaban
peleando como era de costumbre: Yo quiero estar al lado de él, porque soy el
más grande decía Júpiter, no yo, porque soy el más pequeñito y necesito calor,
decía Plutón, ¡No!, yo voy a estar cerca de él decía Marte, ¡No! Yo decía
Saturno y así todos peleaban….pero de pronto apareció un señor alto, delgado y
con una túnica blanca que le llegaba al suelo, levantó sus manos y con una voz
muy suave y cariñosa, dijo, no peleen señores planetas, creo que peleando no se
solucionan las cosas, deben conversar y sólo así podrán llegar a un acuerdo,
el universo es muy grande y hay espacio para todos.
Los planetas al instante se
quedaron callados, lo miraron asombrados y preguntaron ¿Y quién eres tú?...eso
no importa respondió el hombre, lo importante es que ustedes aprendan que no
deben pelear, además por siempre van a estar juntos. Los planetas, satélites y
estrellas le encontraron razón a este hombre, y decidieron sentarse a
conversar, y a tomar acuerdos. ¿Cómo podemos solucionar este
problema?...¡Pensaron y pensaron!, hasta que por fin alguien dijo: Ya lo sé
preguntémosle al Sol, que él nos ordene, y así lo hicieron. ¡No!, dijo el sol,
yo sólo soy una estrella muy grande, además a todos los quiero mucho, y no me
gustaría que sintieran que a unos los quiero más que a otros, pero ¿Por qué no
hacen un sorteo, dijo el Sol?. Buena idea dijeron todos, y así lo hicieron, y
además para que no se choquen, podrían poner unos cordeles para tomarse de él y
nunca soltarse y los llamaremos “Órbitas” ¿Qué les parece?, si, si buena idea dijeron
los planetas.
Comenzó el sorteo, el primer planeta va a ser Mercurio, luego
salió Venus, en tercer lugar salió la Tierra, ¡Ha!, dijo el satélite la luna,
pero yo quiero ir con mi amiga Tierra y nunca separarme de ella; Luego salió
Marte, que es muy vergonzoso y se puso rojo, y nunca más se le quitó, es por
eso que es conocido como el planeta rojo. Luego Salió Júpiter, es el más gordo
y más grande, siempre está comiendo y es muy simpático, es por ello que tiene
muchos amigos satélites, 16 que nunca se separan de él. Luego salió Saturno,
este también es grande pero no tanto, pero es muy coqueto y le gusta mucho
ponerse anillos, para verse más hermoso. Casi al final del Sistema Solar quedó
Urano, él quiere parecerse a su vecino Saturno y también se compró anillos,
pero no le gusta jugar con Saturno, y prefiere jugar con sus amigos satélites
que también lo acompañan siempre; Neptuno que siempre tiene mucho frío, porque
está lejos del sol, tiene dos amigos satélites y sólo cuatro anillos, pero a él
no le importa porque le encanta jugar con Tritón y Neréo, que son sus satélites
amigos. Y finalmente quedó el más pequeñito, sólo al final del Sistema Solar,
Plutón.
Todos quedaron contentos con su ubicación y se pusieron a jugar a la
ronda alrededor del Sol y de puro contentos comenzaron a girar, pero dijo el
Sol, no se pueden soltar de su cordel, de su órbita, porque sino pueden chocar.
Pero el más pequeño no cumplió, siempre se soltaba de su órbita y por ser tan
pequeñito y el juego tan peligroso, lo sacaron y le dijeron que mejor se fuera
a jugar con los más pequeños, porque le podía ocurrir un accidente, Plutón
sintió mucha pena, pero lo entendió, mejor dijo me voy a jugar con los
planetitas más pequeñitos, los de mi porte, porque puedo chocar, este es un juego
muy peligroso. En eso estaban, cuando se acordaron de aquél hombre alto,
delgado y de túnica blanca, miraron y miraron y no lo vieron por ninguna parte,
nunca supieron quién había sido ese hombre tan bondadoso, pero de pronto desde
el fondo del universo escucharon su voz, que les decía, _ Bien amiguitos, ahora
que han solucionado su problema, dediquense a jugar, que eso sí lo hacen muy
bien, y ahora los 8 planetas, juegan a la ronda alrededor del Sol muy felices
contentos y además les gusta mucho darse vueltas y vueltas para jugar a
marearse, y nunca más pelearon y desde entonces solucionan todos sus problemas
conversando.
FIN
Autora
Jacqueline
Fierro Acosta
Compromiso
Con ayuda de tus papitos lee el cuento y comenta con tus papitos.